La igualdad de género es clave para las respuestas al VIH y el SIDA en los lugares de trabajo

La desigualdad por razón de género y el VIH/SIDA se encuentran inextricablemente unidos. Las mujeres representan un porcentaje ligeramente superior al 50% del total de personas que viven con VIH.

La desigualdad por razón de género y el VIH/SIDA se encuentran inextricablemente unidos. Las mujeres representan un porcentaje ligeramente superior al 50% del total de personas que viven con VIH. El pasado mes de octubre, la OIT publicó una herramienta orientativa dirigida a los comprometidos con el fomento de la igualdad de género, la habilitación de las mujeres, y la detención y la inversión de la tendencia a la propagación del VIH y el SIDA. Trabajo conversó con Adrienne Cruz, coautora de la nueva publicación de la OIT, acerca del vínculo entre el género y el VIH/SIDA.

¿Cuál es la relación entre la desigualdad por razón de género y los riesgos y vulnerabilidades asociados al VIH?

Adrienne Cruz: Las normas sociales de género relacionadas con los papeles, las expectativas y las conductas “femeninas” y “masculinas” influyen enormemente en el acceso de hombres y mujeres a la información y los servicios asociados al VIH, así como en sus actitudes y su conducta sexual, además de en el modo en que afrontan las situaciones en caso de que ellos mismos o un familiar vivan con VIH. Mucho se ha escrito sobre los vínculos entre la desigualdad por razón de género y el VIH y el SIDA. No obstante, a pesar de que el lugar de trabajo constituye un contexto singular y potencialmente eficaz para responder a la epidemia, las directrices sobre la manera de abordar esta tarea de un modo “sensible” respecto al género son escasas. Con esta guía se pretende corregir esa laguna.

¿Quién tiene más probabilidades de infectarse por VIH, los hombres o las mujeres?

Adrienne Cruz: De acuerdo con la versión de 2010 del Informe mundial de ONUSIDA, de los 33,3 millones de personas que vivían con VIH en el mundo en 2009, algo más de la mitad (15,9 millones) eran mujeres. Sin embargo, las tasas de infección de las mujeres aumentan en varios países, a medida que los patrones de transmisión cambian y la exposición pasa de concentrarse de los grupos de alto riesgo, a la población general, en la que un número creciente de mujeres y niñas vulnerables resultan infectadas.

En el África subsahariana el número de mujeres que vive con VIH supera al de varones. Según ONUSIDA, la vulnerabilidad de mujeres y niñas respecto a la infección sigue siendo particularmente elevada en esta región, en la que reside el 76% del total de seropositivas. En otras regiones, la probabilidad de que un varón se infecte es mayor que la de una mujer, y la epidemia se concentra en los hombres que mantienen relaciones homosexuales y los consumidores de drogas por vía parenteral. Por otra parte, un informe de un Marco de acción del ONUSIDA publicado en 2009 concluye que, a escala mundial, del 5 al 10% de las personas afectadas por el VIH son varones que mantienen relaciones homosexuales y que, en su mayoría también mantienen relaciones sexuales con mujeres.

¿Cuáles son los riesgos y vulnerabilidades asociados al VIH y relacionados con el género en el caso de las mujeres y las niñas?

Adrienne Cruz: las mujeres, y en especial las adolescentes, están expuestas biológicamente a un riesgo de infección por VIH mayor que el de los varones, y su probabilidad de contraer el virus por mantener relaciones sexuales sin protección duplica a la de los hombres. La subordinación en los matrimonios o relaciones, en los que, a menudo, se espera de las mujeres que sean pasivas e ignorantes de las prácticas sexuales, menoscaba en gran medida su capacidad para negociar el uso del condón para garantizarse un sexo más seguro, o para rechazar las relaciones sexuales inseguras. Se ha observado que la violencia ejercida contra mujeres y niñas, o la amenaza de la misma, elevan su riesgo de infección por VIH.

La dependencia económica respecto al varón reduce la capacidad de las mujeres para negociar la práctica de un sexo más seguro y, con frecuencia, les impide pagar servicios de salud como la realización de las pruebas del VIH, o procurarse tratamiento. En mujeres y niñas repercute más la carga de atender a familiares enfermos, que se suma a su carga de trabajo no remunerada, y limita su acceso a la escolarización y a las actividades generadoras de ingresos. Por otro lado, las leyes discriminatorias en materia de propiedad, herencia, custodia y manutención privan a numerosas mujeres de seguridad financiera, lo que les obliga a trabajar en la industria del sexo, y a que algunos niños y niñas se vean sometidos a la explotación sexual con fines comerciales.

¿Cuáles son los riesgos y vulnerabilidades asociados al VIH y relacionados con el género en el caso de varones y niños?

Adrienne Cruz: Los varones y los niños son víctimas de las expectativas sociales para demostrar su “masculinidad”, lo que puede elevar su tendencia a mantener conductas de alto riesgo, como las asociadas a unas tasas elevadas de alcoholismo y toxicomanía, así como al mantenimiento de relaciones sexuales con parejas ocasionales o múltiples. En muchos países, los servicios relacionados con el VIH y el SIDA se prestan fundamentalmente en las clínicas de planificación familiar, prenatales y de salud infantil, diseñadas habitualmente para ofrecer servicios basados en el supuesto de que sólo las mujeres tienen responsabilidades en materia de salud reproductiva.

En ciertos sectores de la actividad económica en los que predominan los varones, como el transporte o la minería, y sobre todo si se encuentran alejados de sus familias en alojados en viviendas únicamente para hombres, las condiciones de trabajo pueden elevar el riesgo de infección por VIH. Los niños de familias en las que uno o los dos padres han fallecido por enfermedades relacionadas con el VIH pueden verse obligados a abandonar la escuela para convertirse en el sostén económico de la familia, y forzados a caer víctimas del trabajo infantil que, sobre todo en sus peores formas, eleva el riesgo de contraer el VIH. En muchos países, las relaciones sexuales entre varones son ilegales, o están marcadas por el estigma, la discriminación y los tabúes; como consecuencia, estos hombres se exponen a un mayor riesgo de infección por VIH, puesto que sus probabilidades de disponer de acceso a servicios de prevención y tratamiento, o de procurarse éstos, son menores.

¿Cuál es la situación en el caso de los transexuales?

Adrienne Cruz: Los “transexuales” tienen una identidad de género diferente a la que corresponde a su sexo al nacer; pueden ser hombres que se transforman en mujeres (de apariencia femenina), o mujeres que se transforman en varones (de apariencia masculina). El temor al estigma y la discriminación impide a muchos transexuales someterse a pruebas del VIH, revelar su condición de seropositivos, y procurar y acceder a servicios de asesoramiento y tratamiento relacionados con el VIH. Los transexuales que se transforman en mujeres se exponen especialmente a un elevado riesgo de infección por VIH, ya que son a menudo víctimas de las formas más crueles de discriminación y estigmatización. Dado que la conducta de los transexuales no se ajusta a las normas sociales de género, también son especialmente vulnerables a la violencia por razón de género, lo que agrava su exposición a la infección por VIH.

¿Por qué es importante que las iniciativas en materia de VIH y SIDA en el lugar de trabajo sean sensibles a las cuestiones de género?

Adrienne Cruz: La Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) de junio de 2009, en su Resolución relativa a la igualdad de género en el corazón del trabajo decente, identificó al VIH y al SIDA como uno de los mayores retos para la consecución de la igualdad de género en el ámbito laboral. En la Recomendación sobre el VIH y el SIDA y el mundo del trabajo (núm. 200), adoptada por la CIT en 2010, así como en el Repertorio de recomendaciones prácticas de la OIT sobre el VIH/SIDA y el mundo del trabajo, figuran directrices sobre las políticas en el lugar de trabajo, y se subraya la importancia de promover la igualdad de género y la respuesta a las dimensiones del VIH y el SIDA relacionadas con el género.

Toda iniciativa en el ámbito laboral, especialmente en el contexto del VIH/SIDA, que no aborde explícitamente las dimensiones relativas al género, ni identifique estrategias proactivas de fomento de la igualdad de género y la habilitación de las mujeres, en la gran mayoría de los casos, sólo reforzará las relaciones de poder existentes basadas en la falta de equidad entre mujeres y hombres y niños y niñas. De hecho, las intervenciones en las que no se tiene en cuenta el género pueden exacerbar incluso la desigualdad.

Un enfoque sensible respecto al género contribuye a abordar las causas radicales de los riesgos y las vulnerabilidades asociadas al VIH, incluidas las normas socioculturales relacionadas con la conducta sexual de mujeres y hombres. La guía contiene listas de comprobación prácticas para actuar paso a paso, en las que se destacan las cuestiones que deben tenerse en cuenta al planificar un proyecto sensible sobre las cuestiones de género.

Elementos de una política “sensible” en materia de vih y sida en el lugar de trabajo respecto a cuestiones de género

Introducción general

Puede incluir una declaración como esta: “Esta empresa es consciente de la gravedad del VIH y el SIDA, y de su repercusión en los trabajadores de ambos sexos y en el lugar de trabajo en su conjunto... El objeto de la presente política es facilitar un acceso regular y equitativo a todos los trabajadores, a sus familias y a las personas que dependen de ellos a los servicios de prevención, tratamiento, atención y asistencia relacionados con el VIH. Esta política se ha elaborado y se aplicará con la participación activa de trabajadores/ras y de todas las escalas...”.

Marco de formulación de políticas y principios generales

Este apartado puede incluir principios como los de la igualdad de género y la equidad en las oportunidades y el tratamiento en el empleo, así como la siguiente declaración: “Esta empresa no discrimina ni tolera la discriminación contra empleados o solicitantes de empleo por ningún motivo, incluidos los de género, orientación sexual y seropositividad efectiva o percibida”.

Disposiciones de política específicas

Este apartado puede incluir declaraciones como esta: “Esta empresa no tolera actos de violencia o acoso en el lugar de trabajo, incluidos los de índole sexual... Dado que las mujeres se ven expuestas a menudo a mayores riesgos y vulnerabilidades relacionados con el VIH, se hará hincapié en la habilitación de las trabajadoras, y también de los trabajadores, en lo que respecta a su salud sexual y reproductiva, y a sus derechos y responsabilidades, y se animará a los trabajadores varones a que participen igualmente en la respuesta al VIH...”

Guía para la incorporación de las consideraciones de género en las respuestas al VIH y el SIDA en el lugar de trabajo, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 2011.